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La cueva Scrivilleri se ha transformado en los últimos años en una de las cuevas más grandes de Sicilia.
Conocida desde la primera mitad del siglo pasado, la cueva constaba de unos 200 m de grandes estancias hormigonadas que, en la parte terminal, se apretaban hasta quedar intransitables.
Los intentos de superar el último cuello de botella se sucedieron, en fases alternas, durante veinte años, hasta el 5 de febrero de 2012, día en que el cuello de botella se vio definitivamente forzado.
Las exploraciones que siguieron, realizadas por varios grupos espeleológicos sicilianos (Grupo Espeleológico de Siracusa, Centro Espeleológico Etneo, Speleo Club Ibleo, Grupo Speleo Belpasso), llevaron al descubrimiento de dos kilómetros de entornos de inestimable belleza.

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